Apoyo terapéutico de las enfermedades hepáticas en perros y gatos (y II)

Apoyo terapéutico de las enfermedades hepáticas en perros y gatos (y II)

Las alteraciones o enfermedades hepáticas son de presentación común en perros y gatos. El hígado se puede ver afectado por enfermedades primarias, o bien por procesos sistémicos o metabólicos que le afectan de forma secundaria.

Este texto es la continuación del artículo “Apoyo terapéutico de las enfermedades hepáticas en perros y gatos (I)“.

 

Aminoácidos

Los aminoácidos no sólo son los precursores de las proteínas, sino que intervienen en procesos celulares que son vitales para la supervivencia de las células. Aminoácidos como la metionina, la cisteína o la taurina favorecen la regeneración del hígado, entre otras acciones terapéuticas.

La L-Metionina es un aminoácido rico en azufre y con acción antioxidante. Interviene en la síntesis de otros aminoácidos importantes, como la taurina y la cisteína, así como en la formación de las lecitinas orgánicas y las endorfinas. Se le atribuye un efecto hepatoprotector, ya que mejora el funcionamiento del hígado, aumenta el flujo de la bilis, ayuda en la actividad enzimática de desintoxicación hepática, y aumenta los niveles celulares de glutatión. Por ello, su administración resulta muy beneficiosa ante cualquier patología del hígado.

La N-Acetil-Cisteína es otro aminoácido con efecto antioxidante, ya que aumenta los niveles de glutatión y elimina los radicales de oxígeno. También influye sobre el sistema inmunológico: modula la apoptosis e inhibe el factor de necrosis tumoral alfa y la activación de los linfocitos NK que se forman debido a estrés celular. Por ello, se le atribuye una acción terapéutica en casos de toxicidad hepática.

La Taurina tiene importantísimas funciones en el marco del metabolismo celular: regulación del ritmo cardíaco, reducción del daño causado por isquemia, estabilización de las membranas celulares, osmoregulación, neuroprotección, neuromodulación, … Además, la taurina mejora la defensa antioxidante a nivel intra y extracelular, y es necesaria para la conjugación de los ácidos biliares en algunas especies. Por estas razones, se incluye en muchos complejos destinados al tratamiento de enfermedades hepáticas.

Antioxidantes

Los radicales libres se forman de forma natural en el organismo como consecuencia de muchos procesos metabólicos. Es sabido que los radicales libres causan alteraciones celulares, como por ejemplo, deterioro del ADN (lo que predispone a las neoplasias), destrucción de proteínas, envejecimiento celular o alteración de los ácidos grasos de membrana.

 

enfermedades hepáticas

 

A pesar de que no existen muchos estudios en animales, se ha visto que la administración de antioxidantes es beneficiosa en el caso de enfermedades crónicas, especialmente las de carácter degenerativo, y en el cáncer.

El glutatión es un péptido hidrosoluble presente en la mayoría de tejidos (citosol, plasma, membranas celulares). Se considera el antioxidante extracelular más importante y la sustancia primera para la desintoxicación del cuerpo. Modula la apoptosis, favorece la proliferación de células del sistema inmunológico y, a nivel intracelular, prepara la síntesis de DNA.

Todas estas acciones lo convierten en un nutriente muy importante en el caso de enfermedades hepáticas: protege de la muerte celular, ya que destruye los peróxidos orgánicos tóxicos que se forman por oxidación de los ácidos grasos y el colesterol, impide el fraccionamiento de los lípidos de membrana, e interviene regulando los fenómenos inflamatorios crónicos intensos en cualquier parte del organismo, incluyendo el hígado. Realiza una función desintoxicante, al unirse a compuestos que deben ser excretados, lo que es muy beneficioso cuando la funcionalidad hepática está alterada; fortalece el funcionamiento del sistema inmunológico, lo que puede resultar interesante en enfermedades infecciosas del hígado; favorece la regeneración celular, ya que previene las lesiones oxidativas de los cromosomas (por tanto, interviene en la renovación de los tejidos); se considera un preventivo para la aparición de neoplasias; protege la función cerebral, y mantiene la integridad del páncreas, lo que facilita la digestión de las grasas.

El ácido lipoico es un compuesto disulfuro presente en el interior de las mitocondrias. Sus acciones en el metabolismo son varias, siendo la más importante su potente acción antioxidante. También participa en la descarboxilación oxidativa (ciclo de Krebs), y es necesario para la transformación de nutrientes en energía. Asimismo, participa en la síntesis de vitamina C, vitamina E, coenzima Q10 y glutatión. Otra de las acciones que se le atribuyen, es la de quelar metales tóxicos.

Sus usos terapéuticos son: antioxidante; reduce el estrés oxidativo de las células, evitando su muerte y favoreciendo la regeneración o neoformación; neuropatía diabética; lesiones por isquemia, y modula el funcionamiento de la inmunidad celular.

El ácido lipoico se considera un protector del hígado. Como se ha explicado anteriormente, los procesos patológicos que afectan a este órgano, la mayoría de las veces provocan alteraciones o muerte celular, lo que conduce a fenómenos de hipoxia y, finalmente, necrosis tisular. La administración de nutrientes antioxidantes frena el proceso destructivo del tejido, y favorece la regeneración.

Ácidos grasos omega-3

Los ácidos grasos omega-3 tienen efecto anti-inflamatorio, son reguladores del sistema inmunológico, contribuyen en el flujo sanguíneo, y suponen una fuente de energía para los perros y gatos por su condición de carnívoros. Por ello, puede estar indicada su administración en enfermedades inflamatorias o autoinmunes del hígado.

Plantas

La naturaleza nos ofrece las plantas, que son una opción terapéutica eficaz la cual, además, tiene la ventaja de no presentar efectos secundarios ni sobrecargar la función hepática se si usan de forma correcta. El cardo mariano, el desmodio, el ortosifón, la alcachofera, la celidonia y el pie de lobo, entre otros, son vegetales con tropismo sobre el hígado y distintas acciones terapéuticas.

El Cardo Mariano o Cardo de María (Silybum marianum (L.) Gaertner) es una planta herbácea de la familia de las Compuestas (Asteráceas). Se encuentra en los lugares no cultivados de Europa Central y en el sur de Francia.

 

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Su principio activo más importante es la silimarina, un complejo de flavonoides formados por una mezcla de moléculas (silibina, silidianina y silicristina). La silimarina tiene una acción electiva sobre el hígado: protege a la célula hepática contra los agentes hepatotóxicos, disminuye la congestión e hipertrofia del hígado y actúa como drenador hepatovesicular. También estimula el apetito, favorece la secreción biliar, y tiene acción flebotónica, con lo que mejora la circulación en casos de obstrucción portal.

Podemos encontrar cardo mariano en Hepa-T-Detox de Stangest. Hepa-T-Detox® además, contiene antioxidantes y aminoácidos que favorecen la producción de glutatión, lo que beneficia la función hepática, y ayuda en la regeneración de los hepatocitos.

 

Conclusión

Los complementos a base de nutrientes tienen acción terapéutica y pueden ser considerados dentro del protocolo de tratamiento para cualquier enfermedad hepática, no sólo por su eficacia en la mejora del metabolismo corporal y en el apoyo nutricional, sino también porque son bien tolerados por los perros y gatos, y no presentan efectos secundarios.

 

Gemma Hervàs, Veterinaria

https://www.gemmahervas.com

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