Displasia de cadera en perros: qué es y qué debemos hacer

Displasia de cadera en perros: qué es y qué debemos hacer

A día de hoy, es raro que alguien que tenga animales en su vida o que trabaje con ellos, no haya oído hablar sobre la displasia de cadera en perros. Se trata de una alteración ósea más conocida en canes que en gatos, ya que estos últimos son animales que tienden a esconder bien los síntomas, por lo que el diagnóstico de las displasias óseas en gatos es menor.

Empecemos por lo básico ¿Qué es la displasia de cadera?

La displasia de cadera es un desarrollo anormal de la articulación coxofemoral.  La cabeza del fémur no suele encajar bien en el acetábulo y esto no permite un buen movimiento articular de dicha extremidad o de ambas. Se debe a un desarrollo asincrónico entre el esqueleto y la musculatura, siendo mayor el desarrollo óseo y menor el muscular, lo cual hace que la cabeza femoral sea forzada fuera del acetábulo. Y no sólo hay una alteración ósea, sino que también los tejidos blandos que forman parte de la articulación y que la rodean sufren cambios, inflamación y estrés.

Un ejemplo de músculos con acciones importantes en la cadera son:

– El iliopsoas, que al tener una longitud insuficiente (debido a la falta de desarrollo con el esqueleto), ejerce presión sobre la cadera y provoca la subluxación.
– El pectíneo, que si no puede seguir el ritmo del crecimiento óseo, sufre acortamiento y junto al iliopsoas también provoca la subluxación de la cadera.

Otros factores, no genéticos, a tener en cuenta y que influyen en esta patología son la alimentación, el sobrepeso o el exceso de ejercicio durante el crecimiento del animal. Según el nivel de anomalía, la displasia de cadera en perros se puede clasificar en diferentes grados (leve, moderada, grave) y con ello las opciones de tratamiento también son diversas.

¿Cuándo aparece la displasia de cadera en perros?

Inicialmente, puede que los cachorros no presenten ninguna sintomatología, que no haya ninguna apariencia de tener displasia, pero que durante el desarrollo del animal empieza a dar la cara. Y por esto, se suele categorizar como una patología hereditaria no congénita. Se sabe que las razas más predispuestas a sufrir esta alteración son las de tamaño grande o gigante como pueden ser Pastores, en especial, los Alemanes, Labradores, Goldens, Mastines, entre otros… Pero realmente ninguna está el 100% exenta de sufrir displasia de cadera.

Síntomas de la displasia de cadera

No hay un cuadro clínico exclusivo de la displasia de cadera en perros. En animales jóvenes se observan cuadros agudos de cojera y en adultos se observa una cojera crónica debido a la artrosis desarrollada. De todos modos, es importante fijarse si el animal evita realizar actividades que antes hacía sin dificultad. Por ejemplo, si puede ser subir unas escaleras o al coche, que a la hora de sentarse o levantarse se lo piensa mucho, si presenta menor tolerancia al practicar ejercicio, evita que se le toque la zona trasera del cuerpo, reducción de masa muscular en las piernas…

Consecuencias

A la larga, todos los cambios que se van produciendo en el cuerpo por tener displasia de cadera, van sumando y dando un caminar característico al animal (extremidades afectadas más rígidas, bamboleo de la parte trasera, extremidades delanteras más abiertas, columna más rígida…). El cuerpo cambia la biomecánica buscando una postura que fuerce menos la zona afectada o dolorida y cargando más en otras zonas como bien es la columna, cuello o miembros delanteros.

Debido a estas compensaciones del cuerpo para evitar el dolor por esa incongruencia articular y por el desgaste que en ella se produce, algunas consecuencias que veremos es la aparición de la artrosis, no sólo en las caderas, sino también en algunos puntos de la espalda e incluso en codos. A nivel muscular es frecuente encontrar puntos gatillo o contracturas sobre todo en músculos del miembro anterior y del cuello.

¿Qué se puede hacer para ayudar al animal?

Lo primero es acudir al veterinario, tan pronto se observe algún tipo de cojera del miembro posterior del perro y que se realicen las pruebas pertinentes como un estudio radiológico.  En función del grado de displasia y la edad del animal, las opciones de tratamiento pueden ser diversas: cirugía, rehabilitación, prótesis…

Podéis empezar a trabajar en el bienestar físico de vuestro animal desde el momento en el que descubrís que padece esta alteración, teniendo un buen control del peso, aportando una buena alimentación y la administración de condroprotectores y seguir las pautas que os indique vuestro veterinario de confianza.

Con el uso de los condroprotectores se consigue que las articulaciones estén bien lubricadas, protegidas y haya una primera barrera frente al control del dolor. Dentro de los productos de Stangest, podemos encontrar diversas opciones en la gama de condroprotectores, que van desde la prevención hasta para casos de displasia más avanzada, como el Artivet Complex, que aporta nutrientes clave para ayudar a reducir el dolor y la inflamación, o el CondroCare, el único del mercado que combina cáñamo y Krill para apoyar la salud articular.

Esta patología es bastante común y es importante, pues, que observes a tu mascota para evitar problemas más graves a medida que vaya creciendo.

Un artículo de Sarah Flavia, veterinaria y rehabilitadora de animales

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